jueves, 8 de febrero de 2018

ABANDERADO EN SILLA DE RUEDAS

Mientras tanto, la distrofia muscular continuaba progresando lenta y paulatinamente. Ya era notable que sus pies no se desarrollaban de acuerdo con su estatura, si bien al estar siempre en su silla de ruedas era difícil calcular cuán alto estaba. Tampoco sus manos crecieron, sus deditos continuaron siendo finos y delgados, muy flexibles, pero afortunadamente los usaba hábilmente para escribir, dibujar, pintar sus trabajos escolares y, sobre todo, manejar con gran habilidad y rapidez el teclado de su computadora. Aprendió a conectarse para participar de juegos en línea, mediante los cuales fue incrementando el número de amigos en la red virtual, aunque también era habitual que los compañeros de escuela con los que ha logrado una relación amistosa más apegada lo visitaran en su casa y alguno, hasta se quedaba a pasar la noche en su casa. 

En uno de los años superiores del ciclo primario, Juan Pablo fue abanderado de la escuela. 
Aunque por falta de fuerza muscular en sus bracitos no pudo cargar el mástil con la bandera, lo que hizo uno de sus compañeros, orgulloso de poder ayudarlo y mostrar su apoyo. En la página de noticias de Luján en Línea, se publicó una nota comentando que un niño con discapacidad motriz había sido abanderado y se pusieron estas imágenes que comparto en mi blog.

Fuimos con Santiago al acto y tengo fotografías donde se lo ve mirando a Juan con esa mezcla de pena y orgullo que siempre le dedicaba en sus miradas. Porque Juan y él se habían hecho de alguna manera amigos, conversaban mucho, tal vez porque ambos compartían una discapacidad física que les impedía moverse libremente, pero los dos seguían adelante no obstante esas dificultades. Santiago quería mucho a Juan, hablaba de él con todos sus conocidos y la compasión que había sentido al comienzo, al saber de su discapacidad motriz, se había ido transformando en admiración. 

 Juan Pablo y Santiago conversaban y compartían bromas, luego, con el tiempo, supe que hubo algunas confidencias de parte del abuelo al nieto. Y Juan no las olvidó. Cuando, luego de quedar viuda, mi nieto oyó comentar que Santiago se hubiera puesto celoso si me viera iniciar una nueva relación sentimental, Juan les dijo que no era así, porque Santiago le había dicho que quería que yo fuera feliz y estuviera acompañada de alguien que me cuidara.
El anciano y el niño... una hermosa relación de afecto, entre dos personas que compartían la dura prueba de una discapacidad. 

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